Para que NO Me Olvides - Lorenzo Santamaria


martes, 7 de junio de 2011

Ilich Ramírez Sánchez. Carlos El Chacal

Biografía.

París, Francia. 30 de noviembre de 2004. Terrorista venezolano, conocido como "Carlos el Chacal".
Ilich Ramírez Sánchez, más tarde, Carlos, y Carlos el Chacal, nació en Caracas (Venezuela) el 12 de octubre de 1949. Le pusieron de nombre Ilich por Lenin, a quien su padre admiraba, y pese a la enérgica oposición de la madre, que era católica.

Su padre, un rico y exitoso abogado, pudo pagar a profesores particulares que adoctrinasen a su primogénito en las teorías del comunismo, las cuales Ilich se tomaba muy en serio. El turbulento matrimonio de sus padres (él era muy promiscuo) acabó en separación en el año 1958, tras la cual madre e hijo se pasaron dos años viajando entre Jamaica y México antes de regresar a Venezuela, momento en el que el matrimonio selló el divorcio. Fue en el transcurso de estos viajes cuando Ilich descubrió su afición por las lenguas extranjeras y su pasión por otras culturas.

En enero de 1964, Ilich ingresó en las Juventudes Comunistas de Venezuela y participó en diversas actividades subversivas contra el gobierno de turno. Después, en agosto de 1966, se marchó al Reino Unido junto a su madre. Allí, asistió al centro de enseñanza universitaria Tutorial College de Kensington, a la vez que disfrutaba de las fiestas que daban las embajadas y se aficionaba al estilo de vida de playboy que sería su seña de identidad durante los años venideros.

Sin embargo, esta vida de glamour duró poco. Su padre insistió en que recibiese una educación más “adecuada” en Moscú y envió a sus hijos a la Universidad Patrice Lumumba de aquella ciudad, especializada en preparar a comunistas para puestos de liderazgo en países del Tercer Mundo. Ilich se sublevó contra la rígida disciplina que se encontró allí, aunque la generosa paga que le enviaba el padre le permitió por otro lado recrear su estilo de vida de playboy. Esa rebeldía acabó por costarle la militancia en el Partido Comunista venezolano en 1969, quien le había sufragado sus estudios en Moscú.

De la universidad lo expulsaron en 1970 por haber tomado parte en una manifestación de estudiantes árabes. Después, se marchó a Palestina para entrenarse con la organización terrorista Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP), que contaba entonces con el respaldo tácito del KGB, y cuya misión era socavar el Estado de Israel a través de la comisión de acciones violentas. Más tarde, recibió una exhaustiva formación en el uso de armamento en un campo para terroristas de Jordania, y fue en aquella época cuando se le empezó a conocer por el apodo de Carlos.

Su primer contacto con la batalla fue durante el llamado Septiembre Negro, en 1970, cuando el rey Hussein de Jordania, en un principio partidario de la causa palestina, empezó a verse cada vez más aislado políticamente tras los numerosos secuestros aéreos que perpetró el FPLP y acabó expulsando a los palestinos de Jordania. Al parecer, Carlos supo desenvolverse en aquellas circunstancias y se ganó una buena reputación por su valor durante la larga batalla. En reconocimiento, lo nombraron representante del FPLP y regresó a Londres una vez acabado el conflicto, en febrero de 1971. Le habían encomendado la misión secreta de elaborar una lista de objetivos potenciales de secuestro entre destacadas figuras proisraelíes. Se matriculó en la Universidad de Londres y reanudó encantado la vida de playboy.

Durante esta etapa londinense creo una red de pisos francos y llegó a despertar las sospechas de la policía por un tiempo, aunque no se llegaron a presentar cargos contra él. Afirmaba además haber participado en varias actos terroristas, entre ellos, el secuestro de un avión de Lufthansa en febrero de 1972, y el ataque a la delegación de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich a cargo del grupo paramilitar Septiembre Negro en el verano de aquel año, aunque no constan pruebas de que efectivamente participase en ninguno de lo dos.

El 30 de diciembre de 1973 llevó a cabo su primera misión en solitario: atentar contra Joseph Sieff, vicepresidente de la Federación Sionista de Gran Bretaña, entidad que recaudaba fondos para organizaciones benéficas israelíes. Tras conseguir entrar en el domicilio de Sieff en Londres, Carlos efectuó un primer disparo, pero el arma se le encasquilló y fracasó en el intento de asesinarlo. El terrorista, sin embargo, consiguió escapar ileso.

Un mes más tarde, se produjo otro atentado frustrado con bomba en un banco israelí de Londres, al que siguieron tres coches bomba contra periódicos franceses proisraelíes que provocaron enormes daños materiales, aunque no personales. Estuvo además directamente implicado en un ataque contra la embajada francesa en Holanda, ejecutado por el Ejército Rojo Japonés, y presionó al Gobierno galo para que accediese a las peticiones de los terroristas mediante otro atentado, esta vez haciendo explotar una bomba en un centro comercial en Francia que se cobró dos muertes e hirió a 34 personas.

Estas acciones lo colocaron como unos de los terroristas más famosos del mundo, aunque las siguientes acciones de envergadura que llevó a cabo resultaron fallidas: dos ataques con bazucas contra aviones de la compañía israelí El Al en el aeropuerto de París-Orly, cometidos en días separados del mes de enero de 1975, ninguno de los cuales causó víctimas mortales.

La detención de un terrorista cercano a Carlos, Michel Moukharbal, estuvo a punto de costarle a él mismo ser capturado en París, aunque consiguió eludir la trampa que le habían preparado asesinando al propio Moukharbal y a los agentes de policía que lo acompañaban. Se inició entonces una persecución por toda Francia que le obligó a huir a Beirut, en donde el FPLP lo recibió como a un héroe.

Desde Beirut, planeó el ataque que lo convertiría en el centro de atención de los medios de todo el mundo: el asalto a la sede de la OPEP en Viena, el cártel del petróleo de Oriente Medio.

El domingo 21 de diciembre de 1975, Carlos y otros cinco hombres armados entraron en las oficinas centrales de la OPEP. En mitad de los disparos, que causaron múltiples víctimas entre civiles y policías, tomaron como rehenes a 42 personas, incluidos numerosos altos cargos representantes de la organización. A continuación, Carlos remitió una carta al Gobierno austriaco en la que exigía que se pusiera a su disposición un autobús para trasladar a los secuestrados al aeropuerto más cercano, en el que debía aguardar un avión listo para despegar. Además, ordenaron a las autoridades la emisión pública cada dos horas de un comunicado propalestino redactado por Carlos.

Con las vidas de tantos rehenes en juego, los dirigentes austriacos no tuvieron otra opción que negociar: se difundió la propaganda y, al día siguiente, se proporcionó el avión, que voló hasta Argel, en donde Carlos accedió a liberar a 30 rehenes no árabes a cambio de que el aparato pudiera repostar. La siguiente escala fue Trípoli.

La recepción en la capital libanesa fue hostil. El país norteafricano se negó a proporcionarle a Carlos otro avión de mayor tamaño y autonomía. Finalmente, y a cambio de la liberación de los rehenes libios y de otros cinco delegados, volvieron a repostar el avión y regresaron a Argel, donde Carlos accedió a liberar al resto de rehenes a condición de obtener asilo político y una cuantiosa suma de dinero entregada por Arabia Saudí o quizá Irán, y cuyo importe exacto no se reveló.

El líder del FPLP valoró la operación contra la OPEP como un fracaso, puesto que Carlos, en vez de asesinar a los ministros saudíes del petróleo, que eran el objetivo principal de la operación, los había liberado. Además, al saberse que Carlos se había quedado con parte del dinero del rescate, lo expulsaron de la organización, aunque el FPLP no lo hizo público en aquel momento.

Los medios de comunicación, que desconocían este último dato, atribuyeron a Carlos la autoría intelectual del secuestro en junio de 1976 de un avión de Air France en Entebbe (Uganda), que acaparó los titulares de todo el mundo, aunque tal suposición resultó ser falsa. Carlos se estableció entonces en Adén, en el antiguo Yemen del Sur, gracias al coronel libio Gadafi, al que los rumores atribuían haber financiado el atentado contra la OPEP. Allí permaneció Carlos durante años adiestrando a terroristas en las técnicas de la guerra de guerrillas.

Al morir de forma repentina el jefe del FPLP en marzo de 1978, Carlos reclutó a los mejores agentes de esta organización con el propósito de crear su propia banda de terroristas mercenarios, a la que denominó Organización de la Lucha Armada Árabe. El grupo estableció relaciones con la Stasi, la policía secreta de la República Democrática Alemana, además de con el Irak de Saddam Hussein y la Cuba de Fidel Castro. Entre los integrantes de la organización terrorista se encontraba una divorciada alemana, Magdalena Kopp, que en enero de 1979 se convertiría en la esposa de Carlos.

En enero de 1982, un atentado fallido por parte de esta nueva banda de Carlos contra un reactor nuclear francés llevó a la detención de su mujer en París un mes más tarde. Carlos exigió su liberación y, al no acceder el país galo a su demanda, hizo explotar una bomba en el Centro Cultural Francés en Beirut el 15 de marzo y otra más en un tren francés en el que supuestamente viajaba Jacques Chirac. El expresidente de la República no había tomado aquel convoy, pero el atentado se cobró un saldo de cinco pasajeros fallecidos y otros 30 heridos.

Durante el año siguiente tuvieron lugar otros muchos ataques contra intereses franceses, pero las autoridades de este país no accedieron a excarcelar a Kopp, que cumplía una pena de cuatro años de prisión por su participación en el atentado fallido contra el reactor. La presión política sobre los Gobiernos que antes apoyaban a Carlos se hacía más asfixiante a medida que se elevaba el número de víctimas mortales por los atentados. A su vez, Francia incrementaba el volumen de recursos para capturar a Carlos.

Hubo otros dos atentados con bomba en trenes franceses el 31 de diciembre de 1983, en los que murieron cuatro pasajeros y resultaron heridos varias docenas más. Carlos reivindicó las acciones, que, según afirmó, se cometieron en represalia por los bombardeos aéreos franceses contra los campos de entrenamiento de terroristas en el Líbano. Tanto en Francia como en el resto de Europa, Carlos era ya el enemigo público número uno.

El 4 de mayo de 1985, antes de cumplir íntegramente su pena, Magdalena Kopp salió en libertad de la cárcel por buen comportamiento. Se reencontró con Carlos en Hungría, pero pronto tuvieron que marcharse debido a la presión política y solicitaron asilo en Siria, uno de los pocos países que seguían dispuestos a ayudar a Carlos. El 17 de agosto, Magdalena dio a luz a su primera hija, a la que pusieron de nombre Elba Rosa. Siria había puesto a Carlos como condición de proporcionarle refugio que permaneciera inactivo y, ante la escasez de alternativas, se vio obligado a retirarse. Se mantuvo en un relativo anonimato hasta que llegó a los servicios de inteligencia occidentales información según la cual Carlos se disponía a llevar a cabo actos terroristas por encargo de Saddam Hussein como parte del ataque a Kuwait de agosto de 1990.

Se puso entonces en marcha una operación exclusiva para capturar a Carlos y, como consecuencia, tanto él como su familia fueron expulsados de Siria y se vio obligado a establecerse en Jordania a partir de octubre de 1991. En aquella época abandonó a Magdalena por una joven jordana, que se convertiría en su segunda esposa. Kopp salió del país y se marchó a Venezuela con su hija, en donde se fue a vivir con la madre de Carlos. Mientras, este se vio forzado una vez más a dejar Jordania y se estableció en Jartum, la capital de Sudán.

La afición de Carlos a la bebida y a las mujeres no era bien vista por las autoridades musulmanas del lugar, lo cual, sumado a la intensa presión política ejercida por el Gobierno francés, desembocó en su extradición el 14 de agosto de 1994. Un avión lo llevó de forma inmediata a Francia, en donde le fueron imputados los asesinatos de dos agentes de policía en 1975, además del de Michel Moukharbal. Fue confinado en la prisión de máxima seguridad de La Santé, pendiente de juicio.
FUENTE: Crimenenes e Investigacion
   

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