Para que NO Me Olvides - Lorenzo Santamaria


miércoles, 12 de diciembre de 2012

MEMORIA DE LOS ANCESTROS DE LEMURIA





“La Antártida fue el principio de todo y será el principio del Final del Tiempo Alternativo. Desde allí habrá de surgir de nuevo la presencia crística del maestro de maestros, aquel que conectó las siete realidades. Así está establecido desde el comienzo.” 

Sixto Paz (de la información que recibiera en la experiencia con el guía Mardorx en los Cajones, Parque Nacional Talampaya, el 12- 10 - 2002).
El olvido impuesto

Tiempo antes de que se cumpliera el anterior ciclo cósmico, la Confederación de Mundos de la Galaxia encomendó a un grupo de científicos a que viajara en el tiempo y el espacio hasta la Tierra y evaluara los avances alcanzados por los seres que poblaban el extenso territorio de Lemuria. Una vez hecho el relevamiento y al percatarse los exploradores del extraordinario avance alcanzado en su desarrollo mental y espiritual, se puso en marcha un plan para impedir que la raza lemuriana pudiera hacer pasar la Tierra al real tiempo del universo, cosa que estaban a punto de hacer. La razón era que los interventores no habían estado presentes en todo su desarrollo y esa inminente conexión les generó gran temor al considerarla fuera de control por sus impredecibles consecuencias. 

En ese entonces los lemurianos aguardaban un evento cósmico en especial, porque eran conscientes de que estaban viviendo en una paradoja espacio temporal y que se acercaba una fecha que sería propicia para efectuar el salto que los uniría con el tiempo real del universo. Por eso para los interventores la sorpresa fue mayúscula al darse cuenta de que los nativos terrestres estaban a punto de proyectar el planeta a través de un hiperportal a la cuarta dimensión. 

Los lemurianos de aquel tiempo eran altos, esbeltos, de piel oscura y habían alcanzado una notable sensibilidad que les permitió compenetrarse e interactuar con los elementales de la naturaleza, así supieron comprender que a cada elemento correspondía una función en el conjunto, pudieron ver entonces que todo llevaba a un perfecto equilibrio al cual respetaron e integraron.

Tal actitud de madurez llamó la atención del propio espíritu planetario, quién proyectándose como una dama vestida de luz tomó contacto con sus ancianos maestros y les instruyó en cuanto al equilibrio que debían guardar en su evolución como raza. Así los lemurianos crecieron en ambientes ideales y construyeron ciudades utilizando los propios elementos que el planeta mismo les proporcionaba, ello dio como resultado un desarrollo armónico con los reinos minerales, vegetales y animales que les rodeaban. No destruían para construir, sino que por respeto buscaban que sus necesidades se adaptaran a los lugares y fantásticamente el espíritu cristal del planeta se ocupaba de fusionar una y otra necesidad para que recíprocamente convivieran en armonía. Incluso al respetar los ciclos de la naturaleza tampoco tuvieron problemas con el clima, en síntesis la Tierra les proveía de todo y les protegía como una madre cuida a sus hijos. De esta forma los lemurianos garantizaban que el planeta se desarrollara en armonía porque como hermanos mayores que eran en la escala evolutiva velaban por todo ser viviente respetando los ciclos y así, como un gran corazón, con cada pulsación el espíritu del planeta iba dirigiendo la gran obra de la creación en este mundo situado en un rincón del inconmensurable universo. 

Frente a esta impensada realidad, los interventores cósmicos idearon un plan de control sobre los lemurianos; inducirlos al olvido de todo lo que había alcanzado como civilización avanzada (con lo que también se cortaría su conexión espiritual con la naturaleza), pero asegurándose de que en el futuro pudieran recuperar la memoria y su conocimiento a través del despertar gradual de la conciencia y de una palabra clave, el nombre cósmico, que como llave les activara el recuerdo.

A todo esto, los sabios lemurianos que tenían desarrollada la clarividencia, al saber lo que les podía deparar el futuro decidieron poner a resguardo su conocimiento y su historia, por lo que dejaron todo grabado en cristales que depositaron en lugares protegidos y sembraron en sus alrededores piedras con forma de corazón para que funcionaran como marcadores y activadores.

De este modo, los ancianos de Lemuria esperaban que miles de años después la humanidad pudiera acceder a esos sitios y rescataran la información, la comprendieran y procuraran concretar lo que no lograrían hacer ellos. Para eso la humanidad tendría que esperar la siguiente alineación planetaria que se daría recién el 21 de diciembre del año 2012 para proyectar la Tierra a cuarta dimensión, evento que provocaría una fusión del tiempo alternativo con el tiempo real, dando así nacimiento a un tercer tiempo, el nuevo tiempo. 

Este hecho también permitiría que renazcan los espíritus de muchos planetas que hoy están inertes en medio del estancamiento cósmico. Ello sería posible porque el soplo primigenio que les dio vida, sus esencias primeras han permanecido guardadas en cristales en el corazón del planeta Tierra.

Cortesía de  [siembra_conmigo] Gladys Defilippi

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