Carta abierta a un destinatario sin nombre:
Eso que muchos dicen por allí para beneficio de su interés que yo he sido "amiga", "compañerita del alma", "hermana" tuya, nunca ha sido verdad y tú lo sabes. Cada una de esas definiciones requiere de muchas exigencias que no se han dado entre tú y yo. NO tengo que aclararle nada a ninguno de quienes lo supusieron, usaron o mintieron porque si nunca lo he hecho, no tengo que llegar a los ochenta para hacerlo. He tratado de actuar de buena fe y sin hacer daño.
Eso que muchos dicen por allí para beneficio de su interés que yo he sido "amiga", "compañerita del alma", "hermana" tuya, nunca ha sido verdad y tú lo sabes. Cada una de esas definiciones requiere de muchas exigencias que no se han dado entre tú y yo. NO tengo que aclararle nada a ninguno de quienes lo supusieron, usaron o mintieron porque si nunca lo he hecho, no tengo que llegar a los ochenta para hacerlo. He tratado de actuar de buena fe y sin hacer daño.
Iba a escribir una columna más como hago religiosamente desde hace cincuenta años, pero de todos modos va a tener que ver contigo, así que esto es directo y sin siquiera escribir tu nombre, porque toda Venezuela y más allá también sabe a quién me dirijo: cierro los ojos por instantes a ver como comienzo y veo esa cara hinchada, gris, y me da hasta miedo.
Porque te veo más perverso, mas demencial, más desbordado que nunca, se lee sin límites esa provocación que eres y has alimentado con el odio y la amargura de quienes, en "plenos desórdenes de personalidad" no pudieron nunca, y no vas a poder, controlar.
Tiene que haber sido un golpe terrible conocer que tenías cáncer. Porque yo sí creo que lo tienes.
Tiene que haber sido un golpe terrible conocer que tenías cáncer. Porque yo sí creo que lo tienes.
Nadie cambia tanto porque quiera mentir. La mentira, según Pinocho, alarga la nariz.
Por un segundo, el único que me he permitido, sentí algo parecido a la compasión. Después de todo, uno es humano. Pero tú no me diste tiempo para más. Porque desde ese segundo has hecho más daño, así como creces de ancho, creces en crueldad, en esa torpe crueldad que es una provocación constante a la vida que se te va. Todos los que están contra ti están condenados.
Si pudieras acabar con todos a lo mejor lograrías ser feliz por algunos momentos. Y que cursilería! Desde que empecé a trabajar en los medios me enfurecía que se ofendiera a este pueblo con la mediocridad como modelo, el decir malandroso, la subestimación a su inteligencia, el maltrato a sus derechos más personales. Tú te has regodeado en eso!
Y ahora, cuando la vida te convence que no eres inmortal, que no eres Dios, recurres a la venganza otra vez porque no sabes ser distinto.
Finalmente no eres ni inteligente. El odio te ciega. No entiendes como el destino, que te tenía "señalado" para la "gloria", te condena así. Y no tienes capacidad para ser humilde. Para aceptar que se acaba el espectáculo. Que no vas a trascender en cuadros de marcos brillantes, como Bolívar, porque después que no estés, nadie querrá recordar todo lo que has hecho. Porque mucha gente llora muertos, esfuerzos inútiles que los llevan a la miseria después de largos sacrificios, venezolanos en las cárceles sin dar la bendición por años a la familia. Quienes te van a rodear cuando ya no puedas levantarte? Quienes te van a llorar mientras huyen por débiles o por cómplices? A cuales puedes mirar a los ojos y estar seguro de su lealtad o su amor, hoy complacientes, serviles, hechizados por la sola idea de sucederte?
¿Te sabes el "yo pecador"? Hasta este momento no te has imaginado confesándote "pecador". Y mira, después de todo, no tiene importancia. Porque no te lo van a creer.
Curioso pensamiento: "Todo aquel que profane mi tumba tendrá años de sufrimientos y sus seguidores moriran en lotes".
Simón Bolívar.......
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